Rebel, Rebel

¿Qué significa ser rebelde en la actualidad? Algo bueno, y en mi opinión, un requisito para tiempos difíciles.

 

Columnatvfebreroencapas

Ilustración: Alejandro Herrerías

No sé muy bien por qué, pero hasta hace poco yo pensaba que era una mujer que siempre acataba las reglas, y que la palabra “rebeldía”, me era totalmente ajena. Dentro de los conceptos completamente distorsionados que tengo en la vida, creí que mis diplomas de excelencia de la preparatoria, los sábados en casa leyendo, o invitar amigos a mi casa para no hacer otra cosa que comer helado mientras veíamos televisión, me convertían en una chica que fluye y sin necesidad alguna de levantarme en armas. ¿Mi máximo nivel de rebeldía? Quizás la vez en que nos reprobaron a todos en conducta porque un grupo de amigos voltearon el escritorio de un profesor (donde yo no tuve mucho que ver, pero si la secundaria te puede dejar, aunque sea, una lección importante, que sea esta: o todos o nadie). Sin embargo, el problema es que rebelarse es un concepto que siempre se nos había mostrado como algo negativo. Eres el revoltoso, el ocioso, el que callado se vería mejor.

Y qué gran error.

Voy descubriendo nuevas cosas alrededor de esta palabra, más cuando ahora las mujeres estamos destruyendo todos esos obstáculos y tabúes que no nos permiten vivir con plena libertad. Y después de darle vueltas al asunto, me he dado cuenta de que sí he sido rebelde… a mi manera, diría Frank Sinatra. Quitando todas esas ingenuas imágenes de mi infancia/adolescencia que mencioné al principio, pienso en mi decisión de estudiar filosofía, pese a que la gente no dejaba de atormentarme día y noche con la idea de que no iba a trabajar en nada (“¿no te da miedo no comer? ¿NO TENER CASA?”). Descarté absolutamente la idea de matrimonio como una obligación en la vida (que sea una experiencia hermosa, no es algo que las mujeres debamos tomar como un absoluto). Pese a las expectativas con las que crecí a mi alrededor, ahora vivo sola (bueno, con dos gatos). He ayudado a amigas en problemas fuertes, me he quejado cuando veo que tratan mal a alguien. Corrijo cualquier cosa que me suene machista. Odio que se hable mal de otra mujer. He viajado sola (y cuando lo hago con una amiga, atentos: no vamos “solas”). He ido a marchas, he dejado claro cuando algo no me parece correcto. Pero de todos los nuevos aprendizajes, quizás este es el más importante al que he llegado: lo primero que debes hacer en la vida, es amarte a ti misma. Lo que los demás piensen de ti no importa. ¿Qué mayor acto de rebeldía hay, que quererte a ti misma en un mundo que comúnmente te hace menos?

Y siempre hemos tenido gente que rompe esquemas en nuestras vidas. No sólo en la historia universal, o en la cultura pop, sino gente que conocemos. Está tu amiga, la que defendió sus ideales. La que baila como si nadie la estuviera viendo. La que se molestó por las mismas preguntas sexistas que nos hacen. La madre que sacó adelante a sus hijos. La que preguntó por qué gana menos dinero que un hombre. La que no le da miedo sentir placer. La que alzó la voz en contra de sus acosadores. Y todas las mujeres que marchamos, por aquellas cuyas vidas han sido arrebatadas.

Ahora que estamos redefiniendo muchas cosas como sociedad, no estaría demás darle su merecida revisión a la palabra rebeldía. En Star Wars: Rogue One, dice Jyn Erso:  Rebellions are built on hope, y cuánta razón. Entendiendo ser rebelde como la reacción a un acto con el que no estás de acuerdo y te parece injusto, debemos ver esas luchas como la exigencia de algo mejor, y de ahí crecer. Hablar por el que no tiene voz, ayudar al que los caminos se le han cerrado. Cambiar tu país. Ayudar a otra mujer. Buscar la equidad. Ser alguien que no busca otra cosa, que el orden que siempre debió existir. ¿Y si hay caos? Recuerdo estas palabras de Martin Luther King: “el alboroto es el lenguaje de los que no han sido escuchados”. Y a veces hay que sacudir al mundo para que te haga caso.

*Esta columna se publicó originalmente en la versión impresa de la revista Glamour México y Latinoamérica, en febrero de 2018.

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